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Cómo la postura de Trump sobre inteligencia artificial favorece a las grandes compañías

La estrategia de Donald Trump en relación con la inteligencia artificial ha suscitado un intenso debate sobre las posibles repercusiones para el sector tecnológico, especialmente para las principales compañías. Desde su ascenso al poder, Trump ha adoptado una posición decidida y ambiciosa hacia la IA, intentando consolidar a Estados Unidos como líder mundial en este campo, limitando las restricciones regulatorias. Esto representa una transformación notable en comparación con la política de su antecesor, Joe Biden, que había implementado directrices más estrictas para el desarrollo e implementación de la inteligencia artificial en la nación.

El enfoque de la administración de Donald Trump hacia la inteligencia artificial (IA) ha generado un gran debate sobre las implicaciones que podría tener para la industria tecnológica, particularmente en cuanto a las grandes empresas. Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha demostrado una postura firme y ambiciosa respecto a la inteligencia artificial, buscando posicionar a Estados Unidos como líder global en este ámbito, sin mayores restricciones regulatorias. Esto ha marcado un cambio significativo respecto a la política de su predecesor, Joe Biden, que había establecido directrices más prescriptivas para el desarrollo y despliegue de la IA en el país.

Uno de los primeros movimientos de Trump fue derogar una orden ejecutiva de la administración Biden sobre la inteligencia artificial. A continuación, anunció una considerable inversión privada en el sector, con la intención de fortalecer la infraestructura necesaria para el desarrollo de la IA, especialmente en centros de datos que permitirían un mayor acceso a la tecnología. Este impulso económico también se vio acompañado de una postura crítica hacia las normativas más estrictas que se implementan en otras regiones del mundo, como la Unión Europea, donde la regulación sobre IA es mucho más rigurosa.

Este enfoque, sin embargo, ha generado preocupaciones respecto a la seguridad y el impacto social de las tecnologías emergentes. La falta de una regulación clara sobre el uso de la IA en Estados Unidos puede facilitar la expansión de estas tecnologías a gran escala, pero también plantea riesgos relacionados con la privacidad y la ética. Muchas de las grandes empresas tecnológicas se ven beneficiadas por la menor intervención gubernamental, ya que esto les permite avanzar más rápidamente y reducir los costos asociados con el cumplimiento de normativas. Sin embargo, esto también ha generado críticas sobre los posibles peligros derivados de un uso desregulado de la IA.

Los defensores de un marco regulatorio más estricto, como algunos expertos en seguridad y privacidad, argumentan que sin una supervisión adecuada, la implementación de la IA puede llevar a la proliferación de contenidos dañinos en las redes sociales, como la desinformación o los discursos de odio. Las plataformas como Meta, que tienen una gran influencia en el espacio digital, ya han mostrado señales de alinearse con las nuevas políticas de Trump, reduciendo sus equipos de moderación de contenido, lo que podría contribuir a una disminución en la calidad de la información disponible en la web.

A pesar de las críticas, el modelo de Trump podría fomentar una mayor competitividad en la industria tecnológica. Al reducir las barreras regulatorias, las empresas estadounidenses podrían ganar ventaja sobre sus competidores internacionales, especialmente en el campo de la IA. Sin embargo, algunos analistas señalan que este enfoque también podría conducir a una escalada en las tensiones con otras potencias, como China, especialmente en lo relacionado con el acceso a los semiconductores y la fabricación de chips, que son esenciales para el desarrollo de la IA.

La política de «America First» también se refleja en la forma en que Trump ha incentivado el proteccionismo económico, lo que podría afectar las relaciones comerciales y la cooperación internacional en el ámbito de la tecnología. La falta de alineación con las políticas europeas ha generado preocupaciones sobre cómo las tensiones comerciales podrían influir en el futuro desarrollo de la IA, especialmente cuando se considera el impacto de las decisiones políticas de Estados Unidos en las empresas tecnológicas globales.

By Rocha Sousa

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